En otro post hablé de la genética mendeliana. En concreto, del porqué de los tipos de sangre. Hoy hablaré de los problemas de donar sangre o recibir sangre.
El sistema inmunológico está preparado para detectar sustancias extrañas en el organismo y eliminarlas químicamente, con unas sustancias llamadas anticuerpos. El mecanismo es simple: Un linfocito T actúa como si fuera una sonda de radar. En cuanto detecta una proteína extraña, se "pone en alerta roja" y manda a los linfocitos B a suprimirla a base de anticuerpos; o bien envía a monocitos y macrófagos a que se cepillen a todo bicho viviente y se lo coman.
Arriba: Una muestra de lo que le espera a cualquier sustancia extraña que intente entrar en mi sangre: ser destrozada químicamente y devorada brutalmente por unos monocitos o macrófagos.
Esto funciona muy bien contra bacterias y virus, aparte de ser el motivo de la vacunación (de eso hablaré en el siguiente post de la serie), pero hay un problema. En mi caso, si me donasen de B o AB, mis linfocitos detectarían la proteína B, y mandarían a los linfocitos B a por ella. Eso implica que haya una guerra civil abierta entre mis lifocitos y los glóbulos rojos y el hecho de que enfermara de verdad.
Por otro lado, si yo codifico las proteínas A, B y Rh no tengo problema en recibir de cualquiera. Es decir, que AB+ puede recibir de cualquiera. Por eso, a este grupo se le llama receptor universal.
El grupo 0- en cambio, no codifica ninguna proteína, así que no tiene problemas de que no le identifiquen los linfocitos. Puede donar a cualquiera, y por eso se llama donante universal. Sin embargo, no puede recibir de nadie que no sea 0-, porque si no, los linfocitos de su cuerpo los ponen en la lista negra y se los cepillan.
De hecho, los problemas con el grupo sanguíneo vienen de que la sangre de la madre y el hijo se intercambia en los últimos meses de embarazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se permite ningún tipo de spam ni amenaza. Los comentarios absurdos e ilegibles serán borrados.