Esta es una explicación química de la lluvia ácida, que suele afectar a lagos, ríos y bosques.
Vayamos por partes. Primero, veamos como empieza. Algunos de los principales residuos de las fábricas son óxidos ácidos, antiguamente llamados anhídridos. En especial, el óxido de Azufre (VII), el Óxido de Carbono (II) y el Óxido de Nitrógeno (V). Estos se sueltan al aire por las chimeneas y tubos de escape, viajando alrededor del mundo debido a los vientos.
Después, al chocar estos gases con masas de nubes, reaccionan con el agua:
SO3 + H2O => H2SO4
N2O5 + H2O => HNO3
CO2 + H2O => H2CO3.
Estos tres productos (los de la derecha) son ácidos, sustancias corrosivas que corroen sales, metales y minerales como la calcita (carbonato de calcio). Por ejemplo:
2(HNO3) + CaCO3 => CaNO3 + CO2 + H2O
Esta es la típica reacción que (supongo) vuestro profesor de Ciencias Naturales os habrá enseñado en 1º de ESO en el laboratorio. Por supuesto, esta joya de la química no le parece nada bonita al que haya hecho una casa de mármol o de caliza.
Hay un modo de controlar el pH en ríos y lagos. Existe una reacción, llamada neutralización ácido-base, que ocurre entre un hidóxido alcalino- o base- y uno de estos ácidos. Por ejemplo, si en un lago en el que hay mucho ácido sulfúrico echamos pastillas de sosa cáustica (o hidróxido de sodio), se produce esta reacción:
H2SO4 + 2(NaOH) => 2(H2O) + Na2SO4.
Es decir, que se forman agua y sulfato de sodio. Dado que ninguna es ácida ni base (no sueltan ni H ni OH), el pH vuelve a 7 (aproximadamente).
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